Las fiestas navideñas son uno de los periodos más esperados del año para muchos de nosotros. Esto se debe a que las asociamos con la felicidad, la alegría, el tiempo que pasamos con amigos y familiares, ¡y quizás hasta con los regalos! No solo tenemos el estrés y el cansancio acumulados por haber trabajado todo el año, sino que, si encima estamos luchando contra la infertilidad, o si hemos tenido un tratamiento de fertilidad sin éxito este año, esto también se añade.
La gente que nos rodea no siempre sabe por lo que estamos pasando, así que es posible que no entiendan por qué no estamos 100% animados para las celebraciones. Dicho esto, debemos dejar de lado las expectativas que hayamos podido tener para esta época del año e intentar encontrar la paz sabiendo que ya estamos unos pasos más cerca de hacer realidad nuestro deseo. También debemos reconocer que no tiene sentido plantearnos el peor de los escenarios o asumir que no nos va a salir bien, porque nuestra actitud en todo este proceso es muy importante. Preocuparnos no haría más que producir cortisol en nuestro cuerpo, y sabemos que se ha demostrado que los niveles altos de cortisol reducen nuestras probabilidades de embarazo de varias formas. Por ejemplo, la liberación de la hormona luteinizante (HL) y la hormona foliculoestimulante (FSH), que son esenciales para el funcionamiento normal de nuestro sistema reproductor, se ve afectada, por lo que la calidad de nuestros ovocitos puede deteriorarse, o podríamos ovular más tarde de lo habitual, lo cual no es lo ideal, aunque estemos planeando someternos a un tratamiento de reproducción asistida.
Si bien es poco probable que el estrés por sí solo pueda causar infertilidad, cada vez que nos sintamos desanimadas o abrumadas por nuestros propios pensamientos, conviene que nos acordemos de respirar profundamente unas cuantas veces y deshacernos de cualquier duda que no nos aporte nada. Otro aspecto de las fiestas que a menudo se pasa por alto es la dieta. La mayoría de las personas tiende a concederse cierta libertad por el mero hecho de ser Navidad y consumen muchos más alimentos no saludables de lo normal, o comen en exceso debido a la variedad de platos disponibles. Si ya estamos teniendo problemas de peso, comer en exceso puede exacerbar nuestros desequilibrios hormonales, lo que a su vez puede afectar a nuestro ciclo menstrual. Esto tampoco significa que debamos limitarnos a comer sólo ensaladas, ya que cualquier dieta inadecuada, ya sea hipocalórica o hipercalórica, puede afectar a nuestro sistema reproductor.
El consumo de alcohol también está muy presente en las fiestas, ya que es costumbre brindar tanto en Nochebuena como en Nochevieja, e incluso entremedias, siempre que nos reunimos con amigos o familiares. Pero, una vez más, hay que recordar que debemos prestar mucha atención a la cantidad de alcohol que consumimos y no tratar de justificar un consumo ligero o moderado por el hecho de que sean fiestas o porque no estemos embarazadas. En numerosas ocasiones, los estudios han demostrado que beber cualquier cantidad de alcohol puede hacer que nos resulte más difícil concebir, y esto también se aplica a la tasa de embarazo y de nacidos vivos de la FIV con ICSI. Con todo esto queremos recalcar que el hecho de que estemos entrando en la época navideña no significa que estemos libres de cualquier responsabilidad: debemos seguir cuidando nuestra mente y nuestro cuerpo. Sí, es cierto que las celebraciones con la familia y los amigos nos llenan de alegría, pero también debemos asegurarnos de que estas vacaciones navideñas no repercutan en nuestra fertilidad y para ello hay que tener en cuenta lo que acabamos de explicar.
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