16 Mar Mes de Concienciación sobre la Endometriosis
Como parte de nuestra iniciativa de crear conciencia sobre las distintas enfermedades que pueden afectar a la fertilidad femenina, en los últimos meses hemos hablado del cáncer de ovario, del cáncer de cuello uterino y del síndrome de ovario poliquístico. Pero en el mes de marzo nos centraremos en la endometriosis, aprovechando la ocasión que nos brinda el Mes de la Concienciación sobre la Endometriosis.
Empecemos con un breve repaso sobre la historia de la endometriosis. Fue descubierta microscópicamente, en el año 1860, por el Barón Carl von Rokitansky, pero la primera descripción completa y la primera explicación metamorfológica no se dieron hasta 1920, por un cirujano ginecólogo llamado Thomas Cullen. Sin embargo, a día de hoy se desconoce por qué algunas mujeres padecen de endometriosis y otras no. Lo único que se sabe es que la endometriosis podría deberse a un nivel relativamente bajo de testosterona durante el desarrollo del feto, que es la hormona responsable de «programar» el desarrollo reproductivo femenino y que está asociado a otros factores como determinados polimorfismos genéticos, alteraciones autoinmunes, alteraciones de la microbiota y al riesgo incrementado de cáncer de mama. Por el contrario, el SOP se ha asociado a un nivel relativamente alto de testosterona en el desarrollo prenatal.
Posteriormente, en los años Sesenta, los médicos empezaron a implementar terapias hormonales para pacientes con esta patología, que consistían en altas dosis de testosterona y/o altas dosis de estrógenos. Ahora ya sabemos que los niveles elevados de estrógeno en las mujeres, y más concretamente los de estradiol, pueden desencadenar inflamaciones y provocar fuertes dolores en las pacientes con endometriosis. De hecho, una de las cosas que los médicos profesionales suelen aconsejar a las pacientes es que adopten una dieta vegetariana, ya que normalmente los vegetarianos presentan niveles de estrógeno entre un 15 y un 20% más bajos. Pero si las pacientes no están dispuestas a renunciar a la carne, pueden simplemente intentar aumentar el consumo de verduras crucíferas, como brócoli, coliflor, col, coles de Bruselas, etc. Con respecto a la testosterona, los científicos están tratando de encontrar nuevas formas de conseguir los beneficios de un aumento de testosterona sin generar efectos secundarios de tipo androgénico (como vello facial, voz más grave, reducción de los pechos, etc.) para que el tratamiento resulte más favorable para las mujeres.
Siguiendo con la línea cronológica, marzo de 1993 fue el primer Mes de Concienciación sobre la Endometriosis, y en todo el mundo se distribuyeron lazos amarillos para demostrar solidaridad con las mujeres que padecen de endometriosis.
Pero, ¿qué es exactamente la endometriosis? ¿Hay muchas personas que la padecen? Según la OMS, la definición de endometriosis es: «una enfermedad en la que un tejido similar al revestimiento del útero crece fuera del útero, causando dolor y/o infertilidad». Con respecto a si afecta a la gran mayoría de las mujeres, la respuesta sería no, pero sí que afecta aproximadamente al 10% (o 190 millones) de las mujeres y niñas en edad reproductiva, a nivel mundial. Tan sólo en la UE afecta a alrededor de 14 millones de mujeres, y se considera una de las enfermedades crónicas más comunes entre las mujeres en edad fértil.
Naturalmente, un gran número de los casos registrados se identificaron por primera vez en clínicas de reproducción asistida, durante consultas de infertilidad. Pero, lamentablemente, esta enfermedad tiene un aspecto muy, muy diferente en cada persona, por lo que es crucial hacer una evaluación individual, seguida de un ginecólogo especializado, que prescribirá un tratamiento personalizado. Dado que la mayoría de las mujeres transcurren años sin que se les diagnostique correctamente su enfermedad, no podemos recalcar suficientemente la importancia de realizar exámenes ginecológicos anuales.
Nuestro consejo para las pacientes más jóvenes que padecen de endometriosis y que actualmente no están buscando un embarazo, es que vitrifiquen sus óvulos, preferiblemente antes de los 36 años, ya que la endometriosis acelera la disminución de la reserva ovárica, que suele observarse entre los 35 y los 40 años.
En cuanto a las pacientes con endometriosis leve que sí desean quedarse embarazadas, les recomendamos la inseminación artificial si se comprueba que tienen una reserva ovárica normal, las trompas de Falopio sanas y el análisis del semen de su pareja no ha presentado anomalías en la calidad del mismo.
En cambio, la FIV convencional la sugerimos a aquellas pacientes con endometriosis, que tienen las trompas de Falopio obstruidas o una reserva ovárica baja. Sin embargo, si hay un historial de tratamientos de FIV sin éxito o si las pacientes presentan una reserva ovárica muy baja, la FIV con donación de óvulos podría ayudarlas a aumentar sus posibilidades de conseguir un embarazo.
En Reproclinic, planeamos continuar con nuestra iniciativa de educar a las personas de todo el mundo sobre las diferentes enfermedades que tienen un efecto adverso sobre la fertilidad, con la esperanza de ayudarles a buscar asistencia médica, en caso de que la necesiten.